¿Todavía no tienes NFTs?

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Parece que la fiebre de los Non-Fungible-Tokens (NFTs), ha llegado para quedarse.

RarePepe

Si hablamos del mercado virtual, enseguida pensamos en criptomonedas y, por supuesto, en el omnipresente Bitcoin. Pero desde que en 2008 se generaron los primeros NFTs del personaje “RarePepe” (ver imagen adjunta) en la red Ethereum, un nuevo jugador entró en el mercado digital. Desde ese momento, en nuestra cartera digital (wallet), no sólo guardamos dinero, sino que podemos acumular toda clase de activos digitales: documentos de propiedad, obras de arte, coleccionables… cualquier cosa es susceptible de ser “tokenizada” y convertida en NFT.

¿Qué son los NFTs?

Para entender qué es un NFT hay que entender primero qué es un bien no fungible. Y eso es un bien exclusivo, único, que no se asemeja a ningún otro. A diferencia del dinero, que es un bien fungible, los no fungibles no se pueden consumir ni se pueden sustituir. Un claro ejemplo de bien no fungible es una obra de arte: es única, no se consume al ser utilizada y no hay duplicados. Pues bien, un NFT es un identificador digital único asociado a uno de esos bienes no fungible.

Cada NFT está encriptado mediante la tecnología Blockchain, lo que implica que queda respaldado por un certificado digital incorruptible. De este modo, se garantiza su autenticidad, sin necesitar que un tercero certifique su valor o las transacciones que se realizan con él. Esto es un salvavidas para los creadores, que ven cómo sus creaciones en NFT, pueden hacer frente al uso inapropiado o ilegal de sus obras.

¿Para qué sirven?

Las grandes marcas conocen su potencial y ya se han puesto manos a la obra para entrar en este nuevo mercado. Entre otros muchos, Nike, lleva la moda a los avatares, comercializando zapatillas exclusivas en el Metaverso. Paris Saint Germain, el club de fútbol, ofrece a sus fans coleccionables virtuales de sus ídolos. Y Coca-Cola ha organizado subastas online de NFTs para recolectar fondos dirigidos a obras de caridad.

Empresas mucho más humildes también se han beneficiado de sus aplicaciones. Un caso es la generación de certificados tokenizados que pueden asegurar la trazabilidad ecológica de los ingredientes. Certificados que el consumidor final puede consultar directamente en el packaging del producto final, mediante un código QR.

Tampoco se queda atrás el mercado entre consumidores (C2C 0 consumer-to-consumer), que se potencia gracias a mercados digitales (marketplaces) de NFTs , donde cualquier persona puede generar e intercambiar tokens no fungibles. Uno de esos mercados digitales se llama OpenSea, y con más de 1 millón de usuarios registrados y 121 millones de visitas mensuales, se anuncia como el mayor marketplace de NFTs.

¿Cambio de paradigma?

Sí. Enorme.

Frida

Recientemente un inversor mexicano quemó una obra original de Frida Khalo tras convertirla en un NFT, con el objetivo de incrementar el valor de la obra. Esta acción, aparte de ser investigada como delito al destruir un patrimonio de la humanidad, genera muchas dudas sobre las consecuencias sociales y éticas que entrañan este tipo de comportamientos. Es una evidencia más del cambio de paradigma.

La modernidad líquida que acuñaba el sociólogo Zygmun Bauman, da lugar a entornos cambiantes y dinámicos, que exigen respuestas igual de rápidas, en términos de regulación y por supuesto, en términos de reflexiones éticas y filosóficas.

Los NFTs abren un mundo de posibilidades, tanto a empresas como a particulares, aportando transparencia y seguridad, gracias a la tecnología Blockchain, pero probablemente todavía sólo vislumbramos la punta del iceberg.

NFTs en Educación y en FP Euskadi

La aplicación de los NFTs se puede extender a cualquier sector, incluyendo el educativo.

El portafolio digital actual del alumnado se convertirá en una carpeta de aprendizaje (learning wallet), donde podrán coleccionar todos sus títulos. La veracidad de los mismos, será respaldada mediante la tecnología Blockchain, por lo que dejará de ser necesario que el centro educativo valide los diplomas, que estarán disponibles en línea, reduciendo de forma notable los costes derivados de la burocracia actual en términos de validación y certificación.

Además, los NFTs pueden impulsar la aplicación de nuevas metodologías activas en el aula. Gracias a la “tokenización” de las recompensas, el proceso de aprendizaje se gamifica, acercándose a un alumnado que pasa un alto porcentaje de su tiempo en el mundo digital.

Esta nueva visión de la gestión de la formación también llega a las empresas. Un ejemplo de ello es el BBVA, que ya asigna criptomonedas a sus empleados en función de las formaciones que realicen. Mediante los recursos asignados en esa cartera digital, se convierten en responsables de su autoformación, seleccionando los cursos que más se ajusten a sus necesidades.

En el ecosistema de innovación de FP Euskadi ya estamos trabajando en NFTs y tokenización, tanto desde el área de especialización de Blockchain de Tknika como desde varios proyectos de Viceconsejería desarrollados por los centros de FP. El objetivo general de estas acciones es la búsqueda de oportunidades de implementación para mejorar las dinámicas del aula y fomentar el interés del alumnado. Todo ello a través del conocimiento de la tecnología y la formación del profesorado.

Foto de Andrey Metelev en Unsplash

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